Para todos los seres sintientes debería ser este el motivo principal de su búsqueda espiritual, pues asumo que es a través de esta búsqueda la manera de llegar a nuestra mayor realización espiritual. Llamémosla iluminación, aunque es una palabra occidentalizada y en oriente se usa en realidad el despertar, o usemos otro término similar a gusto del lector.

Si bien este objetivo es el más noble y definitivo que tenemos como seres sintientes, no podemos olvidarnos de ser buenos seres humanos, de corazón compasivo y de ponernos al servicio del bien común. Esto nos reportará un gran beneficio espiritualacumular energía positiva alrededor nuestro que beneficiarán a todos los que os rodean.

No importa la religión o fe a la que sigáis, pues todas tienen la compasión como denominador común. Si nuestra mente positiva se ve acompañada de acciones positivas, el bien que generareis no tiene límites, ni vosotros tampoco. Creer en vuestra sabiduría interna, pues todos la poseemos.

Para todos los que nos embarcamos en un camino espiritual, deseosos de explorar enseñanzas, sean las que sean, solo les digo: “no aceptéis las cosas cegados por una fe ciega, simplemente acepta las cosas tal cual, sin cuestionarse nada”.

Si lo hacemos, perderemos el sentido crítico de las cosas, nuestra capacidad de comprensión, pues es a través de tu comprensión personal, derivada de tu reflexión analítica, la que te aproximará a tu verdadera fe. Si como resultado de todo esto, desarrollamos un profundo sentir en nuestra fe, apoyado por la razón, entonces nuestra fe será fortalecida y plenamente desarrollada. Es importante potenciar el intelecto con el cual podremos afinar nuestra comprensión de las cosas y por tanto, evolucionar hacia una comprensión más profunda, y a nuestro autoconocimiento y expansión espiritual.

Todos nosotros buscamos la felicidad, es una capacidad innata de todos los seres humanos, incluso los animales la buscan.

Todos los seres vivos tenemos el impulso de buscar la felicidad, la liberación del sufrimiento, todos tenemos el derecho y obligación de buscar el camino hacia la felicidad y la satisfacción de nuestros deseos básicos. Los animales buscan esa felicidad con el fin de satisfacer esas necesidades básicas, pero nosotros somos más complejos. Es nuestra mente, quien marca las diferencias, ya que esta está más capacitada para percibir la realidad de las cosas y los fenómenos. Por tanto, hay que añadir a la satisfacción de esas necesidades básicas, una satisfacción más elevada y objetivos más nobles y puros.

Nos resulta obvio, que las experiencias y acciones sean positivas, o negativas, en la vida nos aportan un aprendizaje, esto viene dado por nuestra actitud en la vida, pensamientos y emociones. Es por estas cuestiones, que podemos deducir que si nos aventuramos en un camino espiritual, tenemos que trabajar la mente y el corazón.

Tenemos que tener claro esto, nuestra mente está llena de engaños, frustraciones, deseos, envidias, emociones, etc.… que nos entorpece nuestro crecimiento. No sabemos discernir la realidad de las cosas, o de “los fenómenos”.

Por tanto, es vital desarrollar nuestros conocimientos y experiencias, usar nuestro juicio con un razonamiento analítico, que nos permita superar la ignorancia de los fenómenos y la realidad de las cosas. Debemos tener claro pues, como base de toda comprensión, que todos los seres sintientes sufren, sean seres humanos, animales o seres de otros planos no superiores. Todos estamos sujetos al sufrimiento de las emociones y de la ignorancia de no comprender esta verdad. Hasta el humano más rico, sufre, ya sea por su familia, fortuna, amigos etc. Por contrapartida, el que no tiene esa riqueza sufre frustración, miedo, penurias, envidias, etc. Nada ni nadie está libre de esto.

Podemos decir que todos tenemos sufrimientos básicos, hasta los animales, sea frío, hambre, sed, y luego un sufrimiento más superior, por decirlo de alguna manera, el cual viene dado por nuestras experiencias diarias y transitorias o efímeras en el tiempo. En las cuales, la satisfacción placentera o no placentera, nos facilita entender que ese tipo de emociones: satisfacción, insatisfacción, miedo, frustración, odio, preocupaciones etc.…es un tipo de sufrimiento con el cual lidiamos cada día.

Llegados a este punto, nos quedaría el último sufrimiento, el más elevado y difícil de tratar y de reconocer. Es nuestra propia naturaleza de existencia, la que se sumerge en un ciclo eterno de insatisfacciones, que vienen dadas por nuestro prejuicio, miedo, ignorancia etc. En el budismo, se habla sobre acabar o eliminar precisamente la última y más elevada causa del sufrimiento para poder liberarte del ciclo eterno de reencarnaciones y por tanto, la libertad de nuestra esencia primordial, chispa divina o como quieran llamarlo.

Yo creo, desde la perspectiva de los registros akásicos, que la liberación de este plano material no está sujeta a la superación, “sí o sí”, de todas esas emociones, miedos, ignorancias etc.… Si no que es nuestra chispa divina la que decide bajar o no, llevada por su ego a terminar ciertas cosas, o su compasión, sacrificándose para ayudar a los demás. No estamos obligados a bajar a este plano sí o sí.

Si bien, es cierto que las emociones o el deber nos pueden impulsar a ello, arriba contamos con los guías y resto de espíritus que nos pueden aconsejar y hacernos ver nuestros errores y cómo subsanarlos. Es por tanto una decisión de libre albedrio, la que nos impulsa en última instancia a descender a este plano, para realizar ciertas tareas o misiones de vida.

La sabiduria nuestro objetivo principal en la vida I..jpeg La sabiduria nuestro objetivo principal en la vida.jpeg

Bajar aquí, supone estar expuesto a todo el entramado de emociones básicas y superiores que hemos hablado antes. Por eso, algunos espíritus muy elevados suele costarles el adaptarse a este plano. No entraré mucho en ello, pero ya que hablamos sobre sabiduría, hemos de pensar que, en esencia somos sabiduría pura, dada por la fuente divina. Por tanto, es el núcleo de nuestra propia esencia, descubrir esa sabiduría supone reconocer nuestra propia divinidad, ser consciente de nuestra propia libertad de decisiones y de disfrutar de nuestras emociones más puras.

Creo, que nuestro ser está compuesto por un doble etérico o espíritu, que se encuentra en los planos superiores, “nuestra chispa divina”, que anida dentro de nuestro cuerpo y alrededor de esta, el alma, compuesta de un entramado energético, de emociones, sensaciones y sentimientos dentro de ese núcleo o chispa divina, que algunos llaman conciencia. Yo difiero en ese punto, ya que la conciencia para los registros sería como nuestro ordenador o grabadora, que nos permite analizar y recordar nuestras experiencias y vivencias durante las vidas acontecidas. En resumen, creo que nuestro ser está compuesto de nuestro espíritu o doble etérico, que se encuentra en los planos superiores, nuestra conciencia, el alma y en su centro: la chispa divina, fuente de nuestra divinidad (nuestra verdadera esencia, pura y sabia).

Es después de razonar tantas cosas, sean emociones, estudios, situaciones cotidianas, cuando nos damos cuenta del gran poder que tiene la curiosidad, que no es otra cosa que es un reflejo de nuestra naturaleza en la búsqueda de la sabiduría, que nos permite discernir la verdad de todo lo que acontece, sea lo que sea.  Y nos permite seguir con nuestro libre albedrío, sea en este plano o en los superiores, como he mencionado antes, todos son experiencias enriquecedoras, positivas y negativas, todas nos ayudarán a liberarnos de la ignorancia y a poder elegir, en consecuencia nuestras acciones más acertadas.

Deberíamos enfocar las cosas desde los planos superiores, no desde nuestra conciencia terrestre o material. Es entonces cuando podemos ver la realidad de las cosas y por tanto, librarnos de muchas malas decisiones y acciones.

Como ejemplo, pondré uno que la mayoría de humanos siempre nos preguntamos.

Cuando buscamos pareja en el mundo:

¿Qué es lo que buscamos realmente?

¿Qué nos atrae?

¿Qué esperamos de esta?

Y un sinfín de preguntas que nos ayuden a decidir decantarnos.

La verdad, la mayoría están muy influenciadas por emociones y prejuicios como cánones de belleza, cuando en el fondo de todo esto es más simple de lo que parece. Como bien he dicho antes, pensemos o reflexionemos desde la perspectiva de los registros o planos superiores, entonces, solo hay una única pregunta que sale de toda esta cuestión:

¿Es esta persona adecuada para mi desarrollo personal y espiritual?

Piensen en ello y lo que implica.

Entonces muchas personas se darán y de hecho se dan cuenta de errores de elección.

¿Pero no hay acaso un libre albedrío?

En efecto todos los aciertos y errores implican un aprendizaje y por tanto la sabiduría.

Con esto no quiero decir que tengamos miedo de elegir o no elegir, todo está regido por nuestro karma pasado. Podríamos haber pactado con otro espíritu el ser pareja para saldar ciertas deudas o aprender ciertas cosas. Eso es de libre elección, pero consensuado antes de descender al plano terrestre. El problema radica cuando alguna de las partes rompe ese acuerdo de alguna manera.

Esto es un mero ejemplo de enfoque de lo que son los planos superiores.

Espero que les haya aclarado algunas cosas y les invito a reflexionar sobre su existencia, lo que les rodea y a buscar esa paz interior que todos tenemos y debemos cultivar para beneficio de todos los seres sintientes.

Les deseo a todos lo mejor en esta vida y en las que puedan venir o no venir.

Luis Antonio García

Te invito a unirte a mis Webinars – Charlas Online Gratuitas

Cada mes estaré realizando Webinars o Charlas Gratuitas Online sobre temas relacionados a los Registros Akáshicos y otras terapias, además de que también pueden proponerme temas para tratar. Solo tienes que registrarte aquí y te enviaré la invitación al Webinar cada mes con los detalles .

Mis guías y maestros me han enseñado técnicas y métodos para que todo el mundo pueda acceder a estos conocimientos, tenga el trabajo que tenga, tampoco no hay límite de edad, no importa si no sabes nada sobre el tema, lo importante es que despiertes a la consciencia.